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Bohemian

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jueves, 17 de junio de 2010



Caminos Cruzados

(El danzar de las palabras)


(Introducción)


Mientras se levantaba, con los ojos un poco mas que rojos y su cabeza que parecía estallar, posiblemente por una noche perturbada, entre dudas y preguntas se ponía de pie, agotado por un anochecer sin retorno, cansado, encendía una pequeña garrafa que intentaba calentar una pava vieja como su cansancio, para tomar unos mates con esa yerba que quedo de ayer, se sentaba en su silla, con una temblorosa mano tomaba aquella pluma que tantas anécdotas podría contar.

Escribía por escribir, sin saber de que hablar, que contar, o a quien recordar… rápido… antes que se le escapen las ideas, cosa que en este tiempo solía suceder. Escribía velozmente, sin importar su caligrafía si tenía faltas ortográficas, o si era demasiado tarde para volver a empezar. Rápido como un rayo plasmaba en papel lo ultimo que recordaba, tal vez una noche fatal sea un orgasmo de palabras para un escritor desalmado, escribía, paraba un segundo, y volvía a escribir…

Así como un coyote en la montaña, buscando sobras para poder alimentarse, así estaba el, solo que no estaba perdido entre cimas montañosas de una áspera pero calida pradera, el estaba rodeado de ideas, cuyos nombres desconocía, estaba perdido en la niebla del ser, naufrago por elección propia en lo mas profundo de la desolación, buscaba sin suerte encontrar algo que seguramente ya perdió, blasfemando al tiempo, insultando al aire, parecía un viejo joven de esos que difícilmente se dibujan con una sonrisa en el rostro.

Pero a el no le importaban las grandes virtudes que podría adquirir en una vida llena de lujos, el buscaba… se buscaba, una búsqueda implacable que le llevo años emprender, años que pudo haber usado para rehacer su vida, tal vez un empleo de tiempo completo, encontrar el amor… con una familia numerosa, unos cuantos hijos, una diosa desopilante que con cariño llame “amor” trabajar 14 horas diarias para que todos en casa estén felices, que al llegar del trabajo se encuentre con la mesa servida, con los niños revoloteando por toda la casa, y ya añeja en una esquina de su dormitorio, una maquina de escribir con teclas escasas y rotas, sufriendo por que hace años nadie la toca…

Pero el no era así, el opto por una vida en soledad, tal vez los placeres efímeros que otra vida le pudo haber dado, lo harían feliz, pero una felicidad de ambiguas proporciones no le cabrían ni en la punta de los zapatos.

Ya ese tiempo pasó hace muchos años, no tuvo un empleo de 14 horas diarias, no tuvo una desopilante mujer al lado, ni unos cuantos niños deambulando por la casa.

Por decisión propia y tal vez con un poco de ayuda del destino, el Eligio vivir las vidas de otros, usando una vieja pluma como médium para lograr ser alguien que no es, y tal vez nunca será…

Pero todo en su vida no era un danzar con las palabras, en su apretado rancho de marcos paz, había lugar para unos cuantos atriles, que vagamente llevaban algunos cuadros encima, con telas viejas y pinturas húmedas, que llevaban allí mas años de los que el recuerda, cuando la desesperanza le tocaba la puerta, solo hacia falta levantarse, cerrar un poco los ojos, apoyar suavemente un pincel de trazo corto, que difícilmente conservaba entero, sumergido durante mucho tiempo en querosenes añejos… solo era cuestión cerrar del todo sus ojos y dejar que el tiempo, con pinceladas absurdamente bien hechas haga bien su trabajo, tal vez sus cuadros no signifiquen nada, tal vez a los ojos de un experto solo sean garabatos sin sentido, pero a nuestros ojos, y principalmente a sus ojos, esos garabatos que bien el no consideraba como “arte” expresaban con tan solo una mirada una vida llena de perturbantes pasares, triste como un cuchillo desafilado y duro como es la realidad.

Realmente bellas eran sus obras, pero nadie las podía ver, por que estaban sumergidas tanto o mas que el, en lo mas profundo del misterioso arte de la duda.

Y así como en un danzar con las palabras se abre pasó a un nuevo capitulo de su vida,

Quien sabe que deparara el destino, tal vez solo sea cuestión de encontrar algunos cuantos… Caminos Cruzados.









Ezequiel Alejandro D´amico / Viernes 18 de junio de 2010

viernes, 11 de junio de 2010

Entre lineas

leyendo entre lineas
apenas se divisa el sol
aquel que quema con creces
las pestañas de la desolacion

terco, aquel que mata, muere
por la misma piedra que una vez lanzo
y se lastimo

ciego fiel, aquel que mira y no ve
descorazonando imnsomnios, secando todo, lo que no pudo ver

carpediem, a unos ojos infrahumanos
sin sentir la bruma del sol ni del dolor

fuera de contexto, esas lineas
que dicen poco, pero explican mucho
fuera de este tiempo, aquellas solitarias palabras


en este juego de ajedres, el peon se come al rey
no es el reino del reves, pero todo o nada es lo mismo
y el requiem de los idiotas, alucinando en re menor
son duros pasos, del destino que dobla para no chocar con la realidad

miércoles, 2 de junio de 2010

un suspiro no es mas
que el respiro del alma
y perdiendo la calma
te liberas de mal

cuanto pueden valer
algunas palabras
en el mercado negro
de todo amor

y el tiempo no se vende
el tiempo compra
el tiempo no se observa
en vidrieras de cristal

es el hoy, de ayer
de mañana y tal vez de nunca
que se cotiza bien
vendiendo despertares
con tiempo malatratado,
no intentas negociar.

y que mas llevaras?
que cosa hay que comprar?
la publicidad, que vende amor
que otra cosa llevaras
que te falta hoy
no es que necesites
pero es barato el amor!

no intentes desistir
yo puedo hacer sanar tu mal
solo necesitas
un poco de amor
yo vendo bien barato
y vendo del mejor